Trabajos
con Bolígrafo.
El
bolígrafo fue inventado por un húngaro que, establecido en la
Argentina, perfeccionó y patentó este simple y notable
instrumento gráfico, el cual fue adoptado muy pronto en todos
los países de mundo. Su sistema de bolilla y su tinta grasosa
hecha a base de manteca de cacao permite lograr un trazo
indeleble y permanente similar al óleo. Sólo es necesario
preservar los trabajos con él realizados de la luz directa del
sol, del mismo modo que en las demás técnicas gráficas.
La
técnica del dibujo con bolígrafos es muy poco empleada por los
artistas plásticos, no encontrándose demasiados ejemplos al
respecto. La bibliografía sobre materiales y procedimientos no
la contemplan y son desconocidos los interesantes resultados que
con ella
se pueden obtener. En general el bolígrafo es de difícil
manejo ya que no admite correcciones como otros procedimientos.
Al mismo tiempo su punta aguda y punzante exige un gran dominio
tanto de las líneas de contorno como de las tramas que cubren
las superficies.
Tramas
formadas por puntos repartidos según diferentes densidades, por
pequeños trazos superpuestos, por líneas alargadas que se
diluyen en sus extremos o por comillas encimadas hasta lograr
los efectos deseados. Con esta técnica es posible obtener
formas sutiles o rotundas, contrastes marcados y transparencias.
La superposición de tramas en varios colores hace posible,
asimismo, los más sorprendentes efectos y mezclas cromáticas.
Es de extrañas que el bolígrafo, brindando tantas
posibilidades no sea más utilizado con fines plásticos.
Mi
relación con este material tiene sus antecedentes más lejanos
a mediados de la década del setenta cuando, estudiando todavía
la carrera de Artes Visuales, lo empleé ocasionalmente en
algunos pequeños ejercicios. A comienzos de los ochenta y después
de haber trabajado con muchos otros procedimientos, me dediqué
a realizar trabajo exclusivamente con bolígrafos. Primeramente
me cautivo la nitidez de sus trazos y la intensidad de sus
tintas. Luego introduje gradualmente nuevos colores, puntas y
papeles. Fue tan fascinante la experiencia que no la he
abandonado hasta el día de hoy, aunque últimamente he
introducido otros materiales combinados con el bolígrafo como
la acuarela, la tinta y el collage de papeles.
Con
este recurso ha realizado una gran cantidad de obras, las cuales
fueron expuestas en Argentina y en la República Federal de
Alemania con notable repercusión y éxito. He intentado al
mismo tiempo dar a conocer las posibilidades del bolígrafo a
través de charlas y breves publicaciones y tengo como objetivo
la publicación de un libro sobre este procedimiento.
En
mis trabajos he querido amalgamar imágenes de diversos orígenes
y procedencias como aquellas observadas directamente o
imaginados y simplificadas, o como
las que se derivan de fotografías y diseños populares.
El
desarrollo de esta imaginaria es ecléctico pero coherente en
virtud del rigor formal y técnico. En los últimos años trabajé
el bolígrafo sobre papeles incrustados unos en otros a modo de
una marquetería, explotando las diversas calidades y texturas
del papel. Luego introduje soportes con relieves logrados
mediante el gofrado de cartulinas como base sobre la cual
dibujar y colorear con los bolígrafos. Últimamente he
trabajado con papeles arrugados y lavados con tintas o
desmenuzados para conseguir texturas nuevas que los trazos del
bolígrafo realzan notablemente.
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Retrato metafórico 3
1992, bolígrafo s/papel,
21.3 x 28.5 cm.

Polfonía 2
1993, bolígrafo s/papel,
22 x 32 cm.

Enigma 1
1994, técnica mixta c/bolígrafo,
29 x 44 cm.
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